...Después de tanto tiempo Muerto


Es increíble que hayan pasado 20 años desde que, aterrado, me metí en la sala 3 de los Multicines Centro y vi "El Día de los Muertos". Luego me compré el VHS por 995 pesetas, VHS que todavía conservo, claro. Datos autobiográficos que introducen un nuevo comentario a costa del estreno de "La Tierra de los Muertos Vivientes", cuarta película de zombies de George A. Romero. Lo de los 20 años lo he descubierto por causalidad, leyendo alguna reseña por ahí y me han caído todos de golpe. No a Romero, que sigue en plena forma destripando al respetable. La cuarta película de su saga evidencia aún mas su discurso apocalíptico buscando ejemplos en la realidad social colindante. Así, lo que Romero pretende hacernos creer es que antes de carnicero, es un sociologo con recursos. Como en los anteriores títulos, eso no es lo que mas nos importa y donde el maestro demuestra sus cualidades es a la hora de arrancar mandíbulas, descabezar y zampar. Los zombies de "La Tierra de los Muertos Vivientes" poco tienen que ver, físicamente hablando, a los de la legendaria "La Noche de los Muertos Vivientes". Lo bueno de aquella, era que los zombies, básicamente eran como los vivos, lo que los hacía mas aterradores. La descomposición hace su papel claro y sinceramente, tiene que ser difícil mantener la mandíbula en su sitio después de tanto tiempo muerto. El mayor punto de ruptura frente a las tres anteriores entregas, remakes oportunistas y plagios es que ahora los zombies, aferrados a las costumbres que los mantenían vivos, comienzan a desarrollar algo parecido a la consciencia. Un día, Romero nos explicará el origen de los zombies. El por qué de su existencia. Hasta entonces, siempre es una gozada ver a Asia Argento evitando los mordiscos de los muertos y de los vivos.

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