Yo Vi Rocky Balboa

Es la primera película de "Rocky" que veo en una sala de cine. Poco tiempo después de pensar esto, comentándolo con Mario a la salida me daba cuenta de que en realidad, ésta era la primera película de "Rocky" que veía de toda la saga.
No es un problema preocupante, realmente. Cualquier pesona que sea consciente de que vive en el planeta Tierra conoce de sobra la inonografía del personaje, sabe de sus derrotas y de sus éxitos, tararea su banda sonora (maldito Bill Conti) y esto, para bien o para mal, hace de "Rocky Balboa" un pequeño acontecimiento. Aunque la mayor parte del público que llena las salas el día del espectador no había si quiera naciedo cuando se estrenó el primer "Rocky" (aquí el que escribe cumplía un año) Sylvester Stallone, artífice de la saga, ha sabido muy bien preparar es último "come back". Stallone ofrece lo que se espera de su personaje, a saber: buenas dosis de autosuperación, sueños cumplidos y calor familiar. No escatima en tópicos, obviamente y abusa lo justo del pasado glorioso.



En su primera parte, "Rocky Balboa" es una película ejemplar en su planteamiento y ejución. Rocky debe tener al menos sesenta años, dirige un restaurante donde noche tras noche relata las mismas anécodtas a clientes entregados que solo quieren hacerse la foto con el héroe y desde que su murió su esposa, la añorada Adrian, trata de contener a la bestia que duerme en su interior y que intenta rebelarse con todo lo que le rodea. La pérdida de la esposa brinda una oportunidad estupenda para que Rocky recorra los decorados del pasado de la saga, poniendo al día al espectador mas atontado. Ese pasado se presenta ahora literalmente en ruinas y es frente a toda esa decadencia contra la que Rocky necesita rebelar la bestia que lleva dentro.
La segunda parte de la película, está construida alrededor de los preparativos del combate de turno y la esponsorización del mismo. Stallone cambia las calles de la gélida Philadelphia donde no queda ni la estatua que le construyeron en lo alto de la escalinata donde culminaba su ascenso al triunfo en la primera entrega, por los horteras escenarios de Las Vegas.
Si en la primera parte el Rocky humano ha controlado al Stallone director, con unos efectivos enfoques y desenfoques y una fotografía granulada muy efectiva, en la segunda Sly saca al hortera que dirigió "Staying Alive" y que siempre le ha acompañado y a través de un estilo horrorosamente televisivo, un montaje sincopado y una fotografía en color y blanco y negro, escenfica la enésima batalla del púgil, donde lo de menos, a estas alturas de película,de saga y a estas alturas del propio personaje, es quien gana o quien pierde. Si lo quieres saber, ya sabes.

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