Caótico Medem

Justo cuando nadie se acordaba ya de Julio Medem se estrena al fin "Caótica Ana", su vuelta al ruedo cinematográfico, tanto tiempo después de habernos llevado al círculo polar. Por aquel entonces Medem era uno de los autores mas prestigiosos del panorama europeo y encima, comenzaba a ser comercial. "Lucía y el Sexo", su peor película hasta la fecha, se hizo con una taquila generosa gracias, en parte, a los pezones de Paz Vega pero sus seguidores intuímos ya entonces, la mirada de un viejo verde sin ser viejo. El documental "La Pelota Vasca" lo puso a la cabecera de los titulares mas serios y sensacionalistas, pero perdió el Goya que nunca ha ganado. Cuatro años después de aquello y seis años después de su última ficción, Medem se ha arrimado a nuevos autores, ha perdido a su hermana (que inspira y a la que dedica "Caótica Ana") y ha sido padre de nuevo.
"Caótica Ana" nace de la pérdida y de como ésta se convierte en el origen de una nueva visión. A Medem siempre le ha gustado jugar con la estructura circular a la hora de narrar el itinerario vital de sus protagonistas y en esta ocasión va un poco mas allá. La conclusión a la que nos lleva el viaje de Ana es que es precisamente en la muerte, donde se haya el principio de la misma existencia. La muerte como una puerta que te abre a una vida nueva. Y la vida de Ana, su última protagonista, tiene muchas puertas por abrir. Medem las va abriendo una a una con la intención de sobreponerse a la ausencia de la hermana que se fué, pero también de mantenerla viva.
En lo referente al resultado cinematográfico, "Caótica Ana" es mucho menos valiosa. Su discurso se infantiliza escandalosamente y lo hace ridículo y trasnochado. Medem se apoya en la chorrada visual para deconstruir la vida de Ana al tiempo que la convierte en suerte de referente e icono femenista de nuestra sociedad. En una desternillante cuenta atrá, Medem revisa las distintas edades de la Mujer como género hasta que consigue adentrarse en la profunda herida de un cráneo indio hayado en el desierto hace miles de años. En la hendidura de esa herida y como ésta ha ramificado hasta nuestro terrible presente, es donde Medem cierra el círculo de Ana, pero no su particular estampa de lo atroz. No contento con denunciar la violencia de género, las hogueras, las cadenas y los grilletes con los que se ha arrastrado a la mujer a lo largo de nuestra Historia, Medem en un improvisado y del todo innecesario epílogo arremete contra el estado de las guerras, presentes y pasadas, defecando literalmente sobre un sosías de George Bush.

En el camino hasta Ana, Medem se ha dejado la poética que salpicaba su imaginario fílmico y sexual (los mordiscos de la vagina de Emma Suárez en "La Ardilla Roja", el tacto de la mano de Carmelo Gómez sobre la nunca de Emma otra vez en "Tierra", la mirada vidriosa, gélida e inabarcable de Ana (Najwa Nimri) de "Los Amantes del círculo Polar") y a cambio nos intenta seducir con un falsete pseudomodernista que juega con la performance y las nuevas técnicas audiovisuales y que tiene mas de trabajo de graduación que de la obra que podríamos esperar de un autor como él. "Caótica Ana" es no obstante, a pesar de su molesto acento panfletario y su pedorreta narrativa, a pesar de sus descacharrantes giros argumentales, lo ridículo de sus diálogos y lo mediocre de sus interpretaciones un pequeño punto y a parte dentro de la cinematografía patria. En un año como este 2007 ausente de cualquier acontecimiento cinematográfico remarcable, la vuelta de Medem, con todos sus peros, es un diminuto bálsamo consolador que al menos, nos da que hablar y mantiene vivo de esta forma el cine.

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