¿Quién Se Acuerda de John McClane?


Ha pasado el tiempo suficiente como para que los espectadores no se acuerden de John McClane. Los artífices de "La Jungla 4.0" son conscientes de ello y por eso quizás esta cuarta aventura de McClane tiene mucho de revisionismo y mucho también de parodia. El primero en reirse de si mismo es Bruce Willis, que a sus 52 años se nos antoja maltrecho y gruñón, pero con indudable encanto. De hecho, la irrupción de John McClane en el siglo XXI se asemeja al impacto de una manada elefantes en el interior del mas selecto salón de té. Como Tarzán cuando llegó a Nueva York, como una ballena varada en mitad del parking de un centro comerical. El McClane de "La Jungla 4.0" es como un viejo dinosaurio que despierta de un sueño de un billón de años y no reconoce donde está ni hacia donde se dirige.

Para guiarlo por el nuevo panorama tecnológico y darle a entender las claves que rigen nuestra moderna sociedad de consumo y dependencia, McClane se las ve con un hacker adolescente al que protegerá de una banda de forajidos informáticos culpables en cierta medida del inminente fin del mundo. Y es que evidentemente, esta es una peli de Bruce Willis, y nadie como Bruce Willis es capaz de salvar a la humanidad una y otra y otra vez. Juntos forman una pareja con evidente carisma, que da pie a réplicas desternillantes y encaja con soltura una explosión tras otra. Hay secuencias espectaculares como era de esperar (y me acuerdo ahora de la forma con la que esquiva la lluvia de coches en el tunel o como McClane hace caer un helicóptero después de lanzarle un coche) aunque en general no hay grandes explosiones, ni edificios presidenciales en peligro. Este es el principal punto y a parte con el reciente cine de acción. En "La Jungla 4.0" el terror auténtico no deviene de un terorrista pirado empeñado en volar la ciudad de Nueva York y matar a todos sus locos habitantes. El terror proviene del caos. El caos que se se hace con la sociedad cuando le arrebatas sus necesidades mas básicas: electricidad, agua, acceso a internet, a un cajero electrónico o a tu propio teléfono móvil. Y eso es justamente lo que se propone el villano de esta nueva fatídica aventura de John McClane. Sabemos que es el malo de la película porque alza las cejas cuando habla, viste bien y tiene una amante dominatrix japonesa, es decir el arquetipo base. McClane por su parte aparece mas demacrado y cansado que nunca. Un contrapunto estupendo.

A estas alturas de la película, cuando el cine de acción se ha convertio en un campo de dificil catadura, amparado en secuencias imposibles, héroes incapaces de sangrar o en su defecto, enmascarados en poderes inmortales, McClane viene a poner un poco de cordura en el campo de los fuegos artificiales. Aún así, "La Jungla 4.0" no esta a la altura de sus precedentes. A día de hoy, carece del encanto catastrofista de la película fundacional (un clásico para toda una generación en la que me incluyo), y a pesar del sarcasmo se antoja demasiado dramática en comparación con "La Jungla 2". No recuerdo bien la tercera entrega, asi que me paro aquí. Les Weiseman (artífice de los "Underworlds") adolece de una triste falta de personalidad a la hora de dar unidad al conjunto y sobre todo, le falta sentido del humor para hacerle frente. Incomprensiblemente, la película en general ha sido bien recibida por la crítica (no así por la taquilla, bastante tibia) pero estoy convencido de que esto obedece mas bien a un ejercicio de exasperante nostalgia adolescente que a los verdaderos méritos de Weiseman. Que le pregunten a Paul Greengrass.

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