James Cameron habla en L.A. Times de "Avatar" y su reestreno



Coincidiendo con el estreno de Avatar en DVD y Blu-Ray ayer, 21 de abril (Día de la Tierra), L.A. Times publica una entrevista con James Cameron en la que se analiza el impacto social de su film. También comenta detalles añadidos, referidos al reestreno del film y a la secuela, que con vuestro permiso me voy a quitar de encima de manera muy sucinta. No es que sean datos despreciables ni mucho menos, pero he visto cositas más interesantes en otros aspectos de la entrevista.
  • Avatar será reestrenada en Agosto con seis minutos adicionales de metraje ya que la productora se vio obligada a retirar el film de los cines Imax por motivos contractuales para permitir la entrada en esas pantallas de Alicia en el País de las Maravillas. “Se nos ha quedado dinero en la mesa”, argumenta Cameron.
  • Cameron ratifica que la secuela transcurrirá en los océanos de Pandora (esto, a todo aquél que haya seguido la filmografía reciente de Cameron, sobre todo la de sus documentales , no le sorprenderá de ninguna forma: este hombre es un enamorado del mar).
Dicho esto: el periodista Patrick Kevin Day pregunta a Cameron sobre su opinión acerca de algunos eventos ocurridos recientemente en el mundo real, claramente influenciados por su film. Uno es el cambio de nombre, ordenado por las autoridades chinas, del monte Zhangjiajie, que pasará a llamarse Aleluya, como en el film y otro, bastante más interesante, es la protesta desencadenada por palestinos de Bilín (Cisjordania) contra el muro de separación israelí, que realizaron disfrazados de Na’vi. La respuesta de Cameron es la siguiente: “Creo que es muy interesante (…). Ahora mismo, mi desafío consiste en orquestar esta situación de manera que Avatar siga haciendo algo de bien. Creo que la película ha llegado a gente de todo el mundo (…). Ha creado una sensación de respuesta emocional a esta crisis medioambiental y creo que se ha realizado una llamada emocional a la acción”. A mí, no deja de resultarme curioso que Cameron sentencie que la “idea fuerza” del film se circunscriba principalmente en torno a la lucha por el medio ambiente y no a la resistencia armada contra un pueblo invasor por cuestiones económicas (que también hay de eso, y muchísimo, en el film). El L.A Times se pregunta si Cameron está intentando orientar su cine hacia las “políticas públicas”: “No específicamente. Mire, soy un artista. Simplemente soy un bocazas y a vocear mis opiniones como hacen los artistas. Lo que me parece estupendo. En el caso particular de Avatar, encuentro que se ha realizado una llamada a la acción derivada en una sensación de responsabilidad que ha emergido de la película. No era mi intención hacer eso. Pensé que ahora mismo estaría de vacaciones. Pensé que haría mi gran declaración con la película y dejaría que la gente se ocupara ella sóla de averiguar qué hacer. Sucede que no hay muchos que lo tengan claro”. Volviendo a un territorio más puramente cinematográfico, Cameron expresa su incomodidad con la idea de convertirse en un productor “estilo Bruckheimer” porque “o bien los cineastas a los que produzco ya son mayorcitos, como Steven Soderbergh (Solaris) o Kathyrn Bigelow (Días Extraños) y se las pueden apañar sin mí o bien porque en algún momento tengo que coger de la mano a un cineasta recién llegado y guiarles a lo largo del film. En cualquiera de las dos configuraciones, yo no saco nada a cambio. No soy un magnate. No me reporta nada el hecho de que mi nombre aparezca en los créditos únicamente en calidad de productor. Escojo mis batallas cinematográficas con mucho cuidado”.

Sacado de: Las Horas Perdidas

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